Irlanda: Calzada de los Gigantes. Escalera del Mar

Un promontorio sobre la costa de Irlanda del Norte es la muestra más espectacular de lo que ocurre cuando la lava volcánica se enfría lentamente, decenas de miles de columnas geométricas se aglomeran en forma de panal como fabulosas escaleras que descienden al mar.
Cuenta la leyenda que el gigante irlandés Finn MacCool construyó un camino a lo largo de las aguas del Atlántico desde su hogar en las costas del condado de Antrim (Irlanda del Norte), hasta la fortaleza de su acérrimo enemigo Finn Gall en las Hébridas, para ello reunió cientos de piedra enormes, y a golpe de martillo, las dispuso como un camino, clavándolas en el lecho del mar, acabada esa tarea volvió a su casa a descansar antes del atacar a su rival, pero el gigante escocés se le adelantó, y desde su isla de Staffa, cruzó Irlanda, llegó a la casa de MacCool y la esposa de éste le dijo que el gigante estaba dormido era su hijo, Finn Gall huyó aterrorizado al pensar cuan grande sería el padre, y en su escapatoria destruyó el camino para que nadie pudiera usarlo jamás.
Aunque los científicos ya han explicado la formación de la Calzada de los Gigantes, es fácil entender el surgimiento del mito. Sus propias dimensiones hacen pensar en una obra sobrehumana, vista desde las alturas parece, en efecto, una carretera pavimentada que alcanza 275 m. al borde del litoral, y otros 150 m. al norte sobre el océano Atlántico, buena parte de las columnas alcanzan los 6 m. de alto, aunque las hay del doble, también su composición es asombrosa, unas 40.000 columnas de basalto, todas ellas formadas en forma poligonal, la mayor parte de las veces hexagonal, encajan entre sí con tal precisión que sería imposible introducir un cuchillo entre ellas.
En el otro extremo del camino de MacCool, a 120 Km., la isla de Staffa se halla rodeada por los farallones de 40 m. de altura, compuestos también como la calzada, de columnas de basalto, allí, la cueva de Fingal, así llamada por el naturalista inglés Joseph Banks en recuerdo de Finn Gall, se abre paso en la isla por espacio de 60 m., su suelo, paredes y techo están formados por columnas de basalto negro.
Las columnas de la Calzada de los Gigantes se agrupan en tres plataformas naturales, conocidas como Calzada Grande, Calzada Mediana y Calzada Chica. Algunas de las formaciones de estos grupos poseen nombres graciosos, como la de silla de los Deseos, el Abanico, la Chimenea y el llamado, con mucho tino, Órgano del Gigante, cuyas columnas de 12 m de alto semejan en verdad los tubos del órgano de una iglesia.
Descubierta por el obispo de Derry en 1692, la Calzada de los Gigantes recibió pocas visitas en el siglo XVIII, en las postrimerías de éste, sin embargo, cuando Frederick Hervey, conde y obispo de Derry, encargó la realización de una serie de dibujos y pinturas a miembros de la Sociedad de Dublín y de la Real Sociedad Inglesa, el mundo y la comunidad científica dirigieron su atención a las prodigiosas rocas, entre los visitantes de principios de siglo XIX estuvo el novelista William M., quien escribió: "Que parecía como si en las rocas un dragón tuviera cautiva a la princesa de un antiguo cuento de hadas".
Leyendas aparte, varias teorías han pretendido explicar el origen de la calzada, alguna vez se creyó que era un bosque de bambú petrificado, o el resultado de la precipitación de minerales de las aguas del mar, pero hoy los geólogos concuerdan en su origen volcánico, hace 50 millones de años, Irlanda del Norte y el poniente de Escocia fue zona de actividad volcánica. Los orificios abiertos en la corteza terrestre derramaron lava en el terreno a profundidades de más de 180 m., al enfriarse, la lava se solidificó, y fue cubierta por más lava arrojada durante una segunda erupción, estos minerales fundidos se extendieron sobre la planicie de basalto solidificado y se enfriaron, contrayéndose poco a poco. La composición química de la lava hizo que la presión acumulada en la capa de enfriamiento actuara en torno de un punto central y separara la lava en formas regulares, por lo general en hexágono, modelo que, una vez establecido, no hizo sino repetirse en toda la capa, como el enfriamiento se extendió al estrato de basalto, el resultado fue un conjunto de columnas hexagonales. En la capa superior, la primera en enfriarse, las rocas se agrietaron en diseños prismáticos regulares, como ocurre con el cieno del fondo seco de los ríos, conforme los enfriamientos la separación se prolongó, las grietas superficiales penetraron hasta la masa de lava, dividiendo así la roca en columnas verticales, la fuerza del mar ha desgastado durante miles de años las recias columnas de basalto, que hoy se alzan a alturas diferentes, el ritmo del enfriamiento fue responsable también del color de las columnas, al ir perdiendo calor, la roca se oxidó: sucesivamente fue roja, parda, gris, y finalmente, negra.
El lugar ha inspirado a numerosos pintores y escritores, sobre todo a los elocuentes románticos de principios del siglo XIX. Uno de ellos lo llamó “templo del altar de la naturaleza”, ejecutado con la gracia, simetría, energía y grandeza de las que sólo la naturaleza es capaz, pero quizá el comentario más adecuado sea el de sir Joseph Banks: "En comparación con este lugar, las catedrales y palacios humanos son meros juguetes".